Manifiesto del explorador

Salga de casa – Desconéctese, deje a un lado por un momento su historia y su forma habitual de ver las cosas. Cuando no estamos aferrados a nuestras propias ideas y hábitos, podemos aprender más y obtener un mayor provecho de todo nuevamente.

Disfrute del viaje – No se obsesione con el destino final. Trate de estar abierto a lo imprevisible, lo inesperado y accidental, y hacia las cosas que sucedan a lo largo del camino. Aproveche las oportunidades. Cambie sus planes.

Empaque liviano – El exceso de equipaje nos pesa y nos frena. Distrae e interfiere con nuestra relación con nuestro entorno. Lleve lo que es apropiado. No haga demasiado esfuerzo por protegerse de cualquier posible riesgo. La mayoría de las veces lo que se pierde en comodidad o seguridad, se gana en libertad.

Vaya más allá – Suceden cosas extraordinarias a los límites de lo posible. Cada límite es el final de una cosa y el comienzo de otra. Explore las fronteras con sus propios esfuerzos y posibilidades.

Olvídese del tiempo – Trate de no planificar el comienzo y el final de los acontecimientos. Que tomen el tiempo necesario. Disfrute el paso natural del tiempo, con su sucesión periódica de día y de noche. Estando de viaje, a veces parece como si el tiempo pasara de manera diferente, a veces rápidamente y a veces lentamente.

Camine – Siempre que pueda, camine. Cuando se camina se pueden observar las cosas más de cerca y con más cuidado. Caminar es una acción de la cual la velocidad es natural y cómoda. Se toma un paso a la vez.

Desvíese del camino – A menudo las experiencias más valiosas se encuentran en los caminos menos recorridos. Los caminos marcados son simplemente los que ya han sido recorridos por otras personas. Póngase a prueba para abrir un nuevo camino. Sea audaz, descubra.

Salga afuera cuando llueve – Las cosas son diferentes y se ven diferentes a cuando brilla el sol.

Haga preguntas – Infórmese sobre las cosas que se ven a lo largo del camino; cómo y por qué son como son. La curiosidad nos mantiene alertas y en un estado de cambio constante.

Pruebe nuevos sabores – La comida y la bebida en cada lugar tiene sus propios sabores, olores y colores. A veces han sido preparadas con recetas transmitidas de generación en generación. Pruébelas. Deles la oportunidad de sorprenderlo.

No se detenga – El movimiento nos mantiene vivos y las nuevas experiencias nos nutren. Muévase, no se detenga. Cuando se cambia a un lugar diferente, se abren nuevas posibilidades.

Deténgase – Las pausas son tan importantes como el movimiento. Pare y respire profundamente. Observe. Escuche. Tome un descanso. Hay momentos en que no hay nada mejor que una siesta, la contemplación del paisaje o leer un libro a la sombra de un árbol.

Hable con la gente – No hay nada como una conversación para conocer a otras personas. Hable con la gente local. Cuénteles acerca de dónde es, comparta sus ideas y creencias. Escuche. Desafíe sus prejuicios.

Escuche historias sobre el lugar – El presente es enriquecido y mejor comprendido aprendiendo sobre el pasado. Escuchar las historias también puede ser sorprendente y divertido.

Proteja la naturaleza – Asegúrese de que su viaje a través de cada lugar no deje huella para aquellos que vengan después de usted. Cuide de la naturaleza. Los lugares vírgenes son un tesoro cada vez más escaso.