Hiram Binghman (Honolulu, 1875-1956) fue un académico, explorador, militar y senador norteamericano considerado como el descubridor de Machu Picchu.

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El primer contacto de Hiram Bingham con la historia latinoamericana fue en 1900 en la Universidad de California en Berkeley, donde estudiaba. Su primer grado “B.A” (bachiller) lo obtuvo en la Universidad de Yale y posteriormente, obtuvo un doctorado en la Universidad de Harvard en 1905.

En 1911, visita Machu Picchu por primera vez, aunque no lo hace público hasta que consigue financiación de la Universidad de Yale y la National Geographic Society para regresar a Machu Picchu en 1912, 1914 y 1915.

En 1913, publica el descubrimiento en la revista de la National Geographic Society con fotografías tomadas por él mismo. En ese momento el hallazgo de Machu Picchu se populariza y él se convierte en una celebridad mundial. En 1948, publica su más famosa obra: “La ciudad perdida de los Incas”, que se ha convertido en un best seller desde su publicación.

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Hiram Bingham, el explorador

Hiram Bingham no era arqueólogo. Ni siquiera había practicado la arqueología antes. Era un explorador que estaba fascinado con la historia de Latinoamérica.

Su obsesión con este territorio se consolidó en 1908 cuando viajó a Santiago de Chile para participar del Congreso Científico Panamericano. En su regreso a Estados Unidos hizo escala en Lima, donde lo convencieron de visitar la Ciudad de Choquequirao.

Bingham tenía el espíritu de explorador y estaba obsesionado con la posibilidad de encontrar antiguas ciudades incas no exploradas. Así, que en 1911 realizó su primer viaje a Perú con el objetivo de descubrir la última capital del imperio de los Incas.

Machu Picchu

Machu Picchu se ha convertido en la mayor atracción turística de Latinoamérica. Este monumento arqueológico es conocido en el mundo entero. Bingham ha sido reconocido como la primera persona que generó la atención mundial que el lugar merecía.

En realidad, Bingham buscaba la ciudad de Vilcabamba y no Machu Picchu. Le habían dicho que era la verdadera capital escondida del imperio de los Incas. Se sabía que existía una ciudad escondida que fue la última habitada por los Incas en los alrededores del Cusco, pero no se sabía dónde estaba.

En julio de 1911 se instaló en el Valle Sagrado de los Incas y con varios guías locales avanzó por el valle a través de la jungla. Lo acompañaba Melchor Arteaga, un peruano conocedor de la zona y dos misioneros británicos; Thomas Payne y Stuart McNairn. También fueron parte de la expedición varios exploradores cusqueños: Enrique Palma, Gabino Sánchez y Agustín Lizárraga, que decían conocer el lugar.

El Valle Sagrado fue habitado por los Incas decenios antes que Machu Picchu. Evidencia de ello son los vestigios como Pucaras (fortificaciones) y Tambos (sitios de descanso entre la larga red de caminos del imperio de los incas) que se encuentran a lo largo de la cordillera de Vilcabamba. En aquel entonces, Bingham comprobó la importancia de esta zona por los cientos de ruinas y vestigios de vida del Imperio Inca que existen en Valle Sagrado.

Melchor Arteaga sólo hablaba Quechua, pero logró llevarlos hasta el lugar que él había entendido que buscaban. Los pobladores del lugar le llamaban “Machu Picchu”, que traducido al español es “montaña vieja”, probablemente aludiendo a sus antiguos pobladores. Por eso, Hiram Bingham pensaba que lo que había encontrado era Vilcabamba, a la que llamó “La ciudad perdida de los Incas” y no Machu Picchu.

Una vez que llegaron a Machu Picchu, Hiram Bingham se dio cuenta pronto del espectacular descubrimiento que había hecho. Una ciudad, que es un ejemplo extraordinario de ingeniería y arquitectura, totalmente desconocida en el mundo occidental de entonces.

Hiram Bingham quedó maravillado por aquella ciudadela como se puede deducir por este extracto del autor en 1913:

“The superior character of the stone work, the presence of these splendid edifices, and of what appeared to be an unusually large number of finely constructed stone dwellings, led me to believe that Machu Picchu might prove to be the largest and most important ruin discovered in South America since the days of the Spanish conquest.”

Y no le faltaba razón, hasta el día de hoy miles de personas admiran Machu Picchu diariamente.

La expedición limpió las ruinas de maleza, estudió la zona, e hizo fotografías que luego fueron publicadas por la revista de la National Geographic Society. Hiram Bignham fue un gran divulgador de Machu Picchu.

Polémica extendida

Sin embargo, años después, se comprobó que Hiram Bingham se llevó de manera ilegal, cientos de piezas arqueológicas a la Universidad de Yale y se llevó otras para las colecciones privadas de los auspiciadores de sus expediciones. En 2008 el gobierno de Perú reclamó al gobierno estadounidense unas 40,000 piezas arqueológicas irregularmente extraídas del lugar.

Aparentemente, Hiram Bingham extrajo las piezas antes de dar a conocer el descubrimiento y lo hizo público cuando ya no quedaba ninguna pieza en el lugar. Esta práctica fue muy común entre los exploradores europeos del sigo XIX y siglo XX en Egipto, Grecia y Mesopotamia, las grandes civilizaciones del mundo antiguo.

Aún hoy, esas piezas se encuentran en los grandes museos europeos como el British Museum o el Louvre. Las piezas aún no son devueltas, pese a las reclamaciones de los países de las que son originarias.

El caso de Hiram Bingham y Machu Picchu aún está en litigio. La Universidad de Yale ha cumplido con devolver a Perú las piezas que tenía, pero diversos arqueólogos han señalado que existen muchas otras piezas en manos de particulares.

Descubrimientos previos de Machu Picchu

Hoy sabemos que antes que Hiram Bingham hubo exploradores occidentales que conocían la ciudad, pero no divulgaron su existencia.

Los misioneros británicos que acompañaron a Bingham dijeron que ellos ya habían estado allí en 1906. Un explorador alemán llamado Augusto Berns compró tierras muy cerca de Machu Picchu, según declaró, por la importancia de las ruinas del lugar en 1860. Y existe un mapa de 1874, que incluye el dibujo de la famosa ciudadela.

La propia revista National Geographic proclama actualmente a Hiram Bingham, en la expedición financiada por ellos, como el redescubridor de Machu Picchu.

Pugna entre norteamericanos y británicos

El siglo XIX fue el siglo de los descubrimientos. Grandes civilizaciones fueron descubiertas por los exploradores europeos. Muchos de ellos no eran arqueólogos ni historiadores, pero fueron amantes de lo desconocido, de la historia y de las antiguas civilizaciones más avanzadas de la humanidad.

La exploración de lugares remotos fue una fuente enorme de aventuras y avances en los conocimientos científicos. Los exploradores eran admirados y respetados en el mundo occidental. Lord Carnarvon se había convertido en una celebridad mundial por la financiación y participación activa en el descubrimiento de la tumba de Tutakamon en el valle de los Reyes, Egipto.

Las exploraciones de antiguas civilizaciones se tornaron en una actividad apetecida por británicos, italianos, franceses y alemanes que competían entre sí por descubrir civilizaciones y monumentos arqueológicos desconocidos, además de buscar la fama y el respeto mundial.

Sin embargo, Estados Unidos llegó tarde a esa carrera por los descubrimientos. Hiram Bingham fue la primera estrella norteamericana en esa carrera dominada por los británicos. Sus descubrimientos fueron publicados y valorados mucho en Estados Unidos, llevando al personaje a la categoría de celebridad.

Indiana Jones

No se puede asegurar que el personaje de Indiana Jones fuese inspirado por Hiram Bingham, sin embargo, existen muchas similitudes entre la realidad y la ficción.

Ninguno de los dos era arqueólogos ni historiadores, eran exploradores. Ambos buscaban una civilización antigua en la jungla. En la primera película Indiana Jones buscaba “el arca perdida” mientras que Bingham buscaba “la ciudad perdida”.

El aspecto físico del personaje también era parecido a las fotos más famosas que se conservan de Bingham, alto, con sombrero, botas y lleno de polvo. Ambos personajes perseguían el descubrimiento de vestigios del pasado con auténtica pasión.

El senador Hiram Bingham

Diez años después del descubrimiento de Machu Picchu, Hiram Bingham se interesó por la política. Ayudado por la fama que tenía por el descubrimiento de Machu Picchu, era un personaje muy apreciado en Estados Unidos.

En 1922, fue elegido teniente gobernador de Connecticut. En 1924 renunció a su cargo para reemplazar a un senador de Estados Unidos cuyo puesto había quedado vacante. En 1926 fue reelegido senador. Falleció en 1956.