Patagonia
Chile - Argentina
Acerca de la Patagonia
Existen muchas riquezas innatas que hacen de la Patagonia una verdadera joya.
Cerca de 500 especies animales viven en la Patagonia: 400 aves, 60 mamíferos y un conjunto de anfibios, peces y reptiles, además de una enorme e indeterminada cantidad de insectos.
La vida natural en el fin del mundo es abundante y sorprendente. Por miles de años, diversos animales y plantas se han adaptado al territorio y evolucionado en medio de fuertes vientos, bajas temperaturas y lluvias incesantes.
El Parque Nacional Torres del Paine, por sí sólo, es hábitat natural de 133 tipos de aves, entre las que se cuentan cóndores, ñandúes, flamencos, bandurrias, cisnes de cuello negro, águilas, loicas y cachañas. Descarga el listado de aves que tenemos a disposición de nuestros viajeros o solicítalo en destino para que puedas ir chequeando aquellas que avistas durante tus exploraciones.
También viven aquí 25 especies de mamíferos, algunas abundantes y visibles a corta distancia, como guanacos y zorros; otras en peligro de extinción y sólo visibles en algunos sectores, como el huemul y el puma.
Existen cerca de 2.500 especies vegetales, desde formas muy sencillas (algas, líquenes, musgos u hongos) a árboles frondosos (lenga, coihue, alerce y ñirre), pasando por formas intermedias como helechos, pastos y arbustos.
Desde la pampa hasta los frondosos bosques de la cordillera, la flora es intensa y variada, con muchas especies endémicas.
Por muchos siglos, la Patagonia fue el confín del mundo conocido. Tierra mítica, lejana y extraña, habitada por seres de enorme tamaño y raras costumbres. Para alcanzarla, se debía cruzar uno de los mares más peligrosos del Planeta. Desde muy antiguo, diversos navegantes llegaron a ella creyendo haber dado con las puertas de la Terra Australis Incógnita, legendario continente que los mapas situaron al extremo sur del globo. Hoy, como hace 500 años, la Patagonia sigue siendo un territorio desconocido y agreste; un lugar que guarda intacta su condición de fin del mundo.
La Patagonia es una zona prácticamente despoblada. Las ciudades más cercanas al Parque Nacional Torres del Paine son Puerto Natales y Punta Arenas, a 147 y 393 km respectivamente.
Fundada en 1848 como colonia penal, Punta Arenas es la ciudad chilena más grande de la zona. Durante el auge de la navegación por el Estrecho, se desarrolló como un puerto activo y cosmopolita. Lejos de allí y en contraste con el movimiento de Punta Arenas, las grandes estancias ganaderas subsisten en medio del aislamiento y la soledad. Forzadas a una vida autosuficiente, han permanecido prácticamente al margen del desarrollo de los centros urbanos.
De las cuatros etnias que habitaron originalmente este territorio –nunca en número muy elevado– sólo unas pocas decenas de descendientes aún sobreviven. El primer europeo en llegar a la Patagonia fue Hernando de Magallanes, quien descubrió en 1520, en el extremo sur de América, el estrecho que hoy lleva su nombre. Sus crónicas relatan el encuentro con hombres de gran estatura y describen, con sorpresa, las enormes huellas humanas que vieron en la costa.
Los gigantes de enormes pies de Magallanes recibieron el nombre de “patagones”. Según algunos, esto vendría de la palabra “pata”, como se le llama coloquialmente al pie, en español. A poco andar, en todo caso, la “tierra de los patagones” comenzó a llamarse “Patagonia”.
LOS PRIMEROS EUROPEOS
En 1520, junto con liderar la primera expedición occidental al sur de Sudamérica, Hernando de Magallanes descubrió un paso natural que conectaba los océanos Atlántico y Pacífico. Desde entonces y hasta principios del siglo XX, el Estrecho de Magallanes –bautizado así en honor a su descubridor– se convirtió en la ruta más importante entre estos dos océanos, los más grandes de la Tierra.
A fines del siglo XIX e impulsada por la demanda de lana de la industria textil británica, la economía de la Patagonia se concentró en la actividad ganadera, especialmente ovina. En los extensos valles verdes de la pampa se establecieron grandes propiedades agroganaderas o estancias, muchas de las cuales permanecen hasta el día de hoy.
CABO DE HORNOS
El Cabo de Hornos –punto más austral de Tierra del Fuego– fue descubierto en 1616 por el explorador y comerciante holandés Jacob Le Maire, buscando una ruta alternativa al Estrecho de Magallanes, bajo dominio español, para comerciar con el lejano Oriente.
Con el tiempo, los oleajes y vientos descomunales de este paso lo transformaron en una prueba de fuego para los más avezados navegantes del mundo. En 1937, en el puerto francés de Saint Malo, se fundó la primera Cofradía de Capitanes CapHorniers. Ésta reunía a un selecto grupo de navegantes que, con más coraje que tecnología, compartían la hazaña de haber cruzado el Cabo de Hornos impulsados sólo por la fuerza del viento. El espíritu de Saint Malo y su celebración de la lealtad, valentía, decisión y don de mando, se propagó luego a Chile, Australia, Finlandia, Inglaterra, Nueva Zelanda, Noruega y Holanda.
EXPLORACIONES NOTABLES DE LA PATAGONIA
Algunas notables exploraciones de la Patagonia:
1520: Hernando de Magallanes, navegante portugués.
1616: Jacob Le Maire, explorador holandés.
1766: Louis Antoine de Bouganville, navegante francés.
1799: Alexander von Humboldt, naturalista alemán.
1830/31: Robert Fitz Roy, marino y científico inglés.
1831: Charles Darwin, científico inglés.
1879: Florence Dixie, aventurera y feminista inglesa.
1895/1896: Otto Nordenskjöld, científico noruego.
1901/1908/1914: Ernest Shackleton, explorador irlandés.
El gaucho, personaje típico de la Patagonia, es el encargado de los trabajos de la estancia. De personalidad libre y solitaria –aunque hospitalario– se levanta antes del amanecer para arrear al ganado por la pampa y ocuparse de las actividades propias del campo. Experto jinete, es además diestro en el uso de las boleadoras, un arma compuesta de bolas de piedra unidas por tiras de cuero, que utilizaban los antiguos tehuelches.
De las cuatros etnias que habitaron originalmente este territorio –nunca en número muy elevado– sólo unas pocas decenas de descendientes aún sobreviven. El primer europeo en llegar a la Patagonia fue Hernando de Magallanes, quien descubrió en 1520, en el extremo sur de América, el estrecho que hoy lleva su nombre. Sus crónicas relatan el encuentro con hombres de gran estatura y describen, con sorpresa, las enormes huellas humanas que vieron en la costa.
La Patagonia se ubica en el rincón más meridional de América, ocupando parte de los territorios de Chile y Argentina. La conforman, principalmente, dos grandes zonas geográficas: la pampa y Los Andes patagónicos.
La pampa o estepa patagónica está formada por amplias llanuras cubiertas de pastos, ideales para el pastoreo y la actividad ganadera. A diferencia de la zona montañosa, es un lugar tectónicamente estable.
Los Andes patagónicos corresponden al tramo más austral de la Cordillera de los Andes, que recorre toda América del Sur. El alzamiento de bloques rocosos que le dio origen ocurrió hace 12 millones de años y en éste quedaron expuestas en la superficie rocas profundas formadas hace 300 millones de años. En la Patagonia, la cordillera es interrumpida transversalmente por numerosos valles, lagos, fiordos y canales de origen tectónico y glaciar. Parte del relieve andino está ocupado por gigantescas masas de hielo, como Campos de Hielo Sur, una de las reservas de agua dulce más grandes del mundo, de la que se desprenden cerca de medio centenar de glaciares.
Hacia el sur, el continente termina en el Estrecho de Magallanes, que comunica los océanos Pacífico y Atlántico. Al otro lado de sus aguas se alza Tierra del Fuego, la isla más grande de todo el continente americano.
Parque Nacional Torres del Paine: Reserva de la biósfera
La compleja geografía de este parque, cuya extensión es de 242.242 hectáreas, se ha ido conformando a través de sucesivos fenómenos geológicos y glaciológicos. Los geológicos dieron como resultado el levantamiento de formaciones montañosas, como las Torres del Paine, un conjunto de picachos compuestos de magma y granito, cuyas cumbres bordean los 3.000 m de altura, y los Cuernos del Paine, que se elevan por sobre los 2.000 m. El paisaje fue modelado fuertemente por la última glaciación y ha sido retocado continuamente por los cursos de agua. Sus glaciares más grandes son el Grey, el Tyndall y el Dickson, todos descolgados del Campo de Hielo Patagónico Sur.
Por su belleza y diversidad de seres vivos, el parque fue declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1978
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